Magali Giménez Bogarín, joven de 24 años trabajó duro como albañol para lograr cumplir sus sueños.
Su situacion economica no era de las buenas, pero eso no podria ser una excusa para frustrar sus sueños, Es por ello que la joven Magali Giménez Bogarín, de 24 años, decidió comenzar a trabajar como ayudante de albañil en su ciudad natal, en Paraguay.
Magali cuenta que debía empezar a pagar su universidad (Universidad Nacional de Asunción, o UNA), pero la falta de recursos de su familia le hacía imposible poder hacerlo. En ese momento, y sin dudarlo dos veces, decidió comenzar a buscar trabajo. La realidad es que no tuvo que buscar demasiado lejos, pues comenzó a laborar como asistente de su papá, que es albañil. De esta manera, el dinero que antes se destinaba a este puesto, podía ir directamente a sus estudios.
Lo que pensó que podría llevar a cuestas sin ayuda de nadie, se volvió una acción colaborativa, puesto que sus hermanos menores también se pusieron a trabajar como asistentes de albañil durante varios meses, sumando así mas ingresos para los estudios de su hermana.
Magali cuenta lo siguiente en una publicación de Facebook:
“Muchos no saben esta parte de la historia, pero hace 6 años atrás esto parecía algo inalcanzable, mucha gente incluso llegó a decirme que no iba a poder concretarlo. A pesar de eso y como muchos jóvenes, decidí no rendirme y ser perseverante. Todavía viene a mi memoria aquel día en que tenía que pagar la primera cuota de mi matricula y no sabíamos como íbamos a lograr pagar esa suma. (…) Mis hermanitos y yo decidimos trabajar arduamente varios meses para poder pagar aquella matrícula. Hoy solo tengo gratitud con mi familia y con todas esas personas que se convirtieron en ángeles en mi vida para que hoy pueda ser oficialmente una abogada”.
Magali hace hincapié en la nobleza del trabajo de albañil, y aunque este es considerado por algunas personas como un trabajo que suele ser “solo de hombres”, considera que pudo plantarse de buena manera en dicho entorno, agradeciendo a su padre no solo por la oportunidad, sino también por el apoyo incondicional.
“Solo puedo decirte a vos que no te rindas y que el que persevera alcanza. ¡Juro ante Dios y la Patria! Abogada matriculada por la Corte Suprema de Justicia. ¡Lo logré!”